OBSESIONES PRIMARIAS (reducir lo esencial)

Museo Andino

p 2024 – 2025

“Noir c’est…pas noir! Negro es….no negro. Y lo lamento por la canción. Es verdad que a  este color hay que cogerlo con pinzas, como el carbón, pero no es tan uniforme ni tan  desesperado, ni tan negro, en definitiva como se pretende”.

Michel Pastoureau y Dominique Simonnet, Breve historia de los colores, 2006. 

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Manuel Alvarado Cornejo

La artista Paula Zegers a través de la presente exposición vuelve sobre sus propios  pasos, revisitando las inquietudes plásticas y su producción artística de los últimos cuatro  años. En esta muestra es posible advertir la contundente exploración de múltiples técnicas y  formatos que abarcan desde el dibujo y el arte textil a la cestería, la fotografía y los  caligramas.

En esta variedad de elementos desplegados sobre muros y vitrinas es posible, sin  embargo, encontrar una serie de cuestiones que actúan como hilos conductores, pues, la obra  de Zegers se referencia a sí misma –cada formato profundiza o explora facetas diferentes de  un mismo problema plástico–, lo que le otorga coherencia. Así también, se sustenta sobre la  base de principios estéticos que ha definido con precisión y que cobran sentido en su  búsqueda por lo “primario”.

Dentro de estos, destaca la aparente monocromía que pone en evidencia la predominancia del negro y del blanco. Sin embargo, lo que la artista consigue es dar cuenta de los múltiples matices en los que estos no-colores se pueden presentar, a partir de la contraposición de materiales variados cuyas texturas enriquecen el fenómeno perceptivo del color, de modo que el negro “no sea tan negro”. En este caso, el empleo del negro, como en toda su obra, también le permite conectarse con lo sagrado, rindiendo homenaje al nacimiento de la vida, al origen y al misterio poético sin fin, volviendo a las obras intemporales.

Además, en las piezas de la artista se pone en evidencia una acusada tendencia hacia la abstracción geométrica, aunque sin llegar a identificarse con esta estética, pues lo que predomina es el empleo del principio de simetría, lo que les otorga cierto ritmo y musicalidad.  En definitiva, las formas se movilizan a través del plano en una combinatoria de trazos e hilvanes monocromos que conforman figuras sobre cada una de las superficies utilizadas.

En cuanto al aspecto material, una de las cuestiones que orienta a Zegers es el uso de elementos naturales o, en sus palabras, “primarios”. Con esto, a lo que hace referencia es a su predilección por trabajar con soportes y medios tales como lana, fibras vegetales, hilos de algodón, cartón, papel y ladrillo, lo que le permite conectarse con formas tradicionales de producción artística, cuestión que en esta muestra cobra gran relevancia por el contexto en el que se encuentra. Así, la materia también posee una dimensión conceptual que enriquece la lectura de la obra.

De manera más reciente, Zegers ha explorado los principios plásticos de la cerámica diaguita, lo que le ha permitido establecer múltiples paralelos entre su trabajo y la producción simbólica de este pueblo habitante de los actuales Norte Chico chileno y Noroeste argentino.  Respecto de ese punto, es relevante destacar que el vínculo que la artista establece con el arte diaguita no surge desde una apropiación acrítica, la imitación formal o el pastiche, sino que, más bien, a partir de una profunda comprensión de sus principios plásticos, entre ellos, la tendencia a la geometrización, la simetría y la repetición de los motivos; a lo que se suma cierta tendencia hacia la monocromía, y el empleo de materiales nobles, cualidades que resuenan en su obra.

El Museo Andino ha desarrollado una línea curatorial que, además de su colección permanente de arte indígena, busca incorporar arte contemporáneo. Esto permite reactualizar el sentido de la institución e incentivar el cruce y problematización de su acervo arqueológico. En este sentido, la realización de esta muestra en el museo busca reafirmar la actualidad que cobra la cultura material de las primeras naciones, haciendo presente su legado y su relevancia para las búsquedas estéticas del hoy.

Finalmente, esta muestra, que se plantea como un ejercicio de revisión de la propia  obra de Paula Zegers y, a la vez, de diálogo con la herencia diaguita, es, en definitiva, una  sugestiva invitación a apreciar lo sencillo en su profunda complejidad y el pasado en su  actualidad.