PAULA ZEGERS

PAULA ZEGERS

Exposición 2007
Galería Santa Ana, Colchagua

Colchagua 2007

Paula Zegers indaga en los misterios y en el universo claroscuro de nosotras las mujeres. Con la capacidad de crear mil personajes a partir de una sola, buceando sentimientos y misteriosos estados de ánimo, como si a través  de este ejercicio consiguiera encontrarse con aquello que permanece mas allá de las circunstancias del momento y de los decorados; con lo permanente que hay en la impermanencia de las cosas. De allí la profundidad de su búsqueda y el empeño por experimentar sin apartarse de un hilo conductor que recorre todo sus obra desde los primeros trabajos al inicio de los ochenta, cuando se formaba como pintora en el Instituto de Arte Contemporáneo. Allí hacía ya notar la fuerza y decisión en construir personajes vivos, ambientes cotidianos sin temerle al negro, más bien apropiándoselo y haciéndolo hoy en día una marca registrada de su pintura

Las empoderadas mujeres de Zegers se abren camino a solas, se imponen por presencia y salen de la tela a encontrarse con nuestra mirada e invitarnos a desentrañar su raro misterio. Cada cuerpo aparece con su forma única y personal.

La fuerza y precisión del gesto que les da vida es siempre de naturaleza decidida, la diversidad de cada una apela a ese extraño y mágico momento en que la pintura adquiere vida propia y se aleja de la voluntad del creador.

El recorrido de la artista, pasa por una época en que la cercanía a Benmayor, Bororo, Matías Pinto D’Aguiar y Pablo Dominguez, se traspasa por momentos a su obra de esos años. A la fecha si es que algo queda, tiene mucho mas que ver con un rigor y una racionalidad para enfrentar su quehacer que con reverberancias formales o pictóricas o evidentes.

Hoy Zegers plantea un trabajo en el que la austeridad y la fuerza de sus trazos negros y grises se equilibran con los collage y las superposiciones de materiales domésticos que evocan el mundo de la mujer en su sentido mas lúdico y cotidiano.

Rescata materiales de uso casero como hule, el plástico, la seda china, la malla y siempre las flores, desde las mas sencillas e inocentes hasta las rosas rojas de la pasión que en cajas doradas con lágrimas y poemas, nos muestran de qué manera la pintora juega con los blancos y negros, con la opacidad y el brillo, con la risa y la lágrima, con el dolor y la belleza y finalmente con lo que a todos y a todas nos subyuga y conmueve: las dos caras de la luna.